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Festival Cernunnos Pagan Fest 2020

  • Foto del escritor: armaggerock
    armaggerock
  • 1 mar 2020
  • 5 Min. de lectura



El pasado 22 de Febrero me invitaron a visitar el Cernunnos Pagan Fest en Noisiel, Francia, y cómo no, esta alma festivalera no pudo negarse.


Para poneros en contexto, el Cernunnos Pagan Fest es un pequeño festival de pagan folk y metal que se celebra desde ya hace más de una década en La Ferme du Buisson, una antigua factoría de leche ahora convertida en espacio cultural a tan solo media hora del centro de París en transporte público.


Lejos de lo masivo de festivales como Hellfest, el Resurrection Fest, o incluso el Leyendas del Rock, el Cernunnos Pagan Fest es un festival con ambiente casi familiar. Su fundador, Gérald Milani, lo describe como “el hermano pequeño del Black Metal is Rising”, festival de metal parisino que, desgraciadamente, tuvo su última edición en 2013.


Pero no por pequeño este festival tiene poco que ofrecer. Por sus escenarios han pasado grupos como Tyr, Skyforger, Faun, Moonsorrow o Finntroll, y, en el caso de la edición de este año, Unleashed y Turisas como cabezas de cartel.



Una gran ventaja que tienen los festivales no tan grandes como otros es que los grupos que no conocías acaban resaltando más sobre el resto. Cuando durante el día hay programadas tantas actuaciones, los grupos más pequeños son solo “uno más”, pero aquí se hacían notar, demostrando que no tienen nada que envidiar a los grandes y que tienen un gran futuro en esta industria si reciben el apoyo que deberían. Así acaba uno descubriendo grupos de los cuales no tenía ni idea y al final te acabas haciendo fan. En mi caso me pasó con Bloody Tyrant, un grupo taiwanés al que sin duda seguiré la pista ya que por lo menos en escenario son brutales. Me guardé al momento su nombre para poder escucharles desde casa.


El festival, en lugar de apostar por unos escenarios enormes se las apaña poniendo a su disposición dos salas que acaban resultando bastante casual, que pueden asemejarse bastante a locales de conciertos de ciudades como los que tenemos aquí, cosa que acaba siendo un punto a favor para los grupos, a mi parecer, ya que aumenta la sensación de que se han vendido todas las entradas y acaba adoptando una atmósfera más apropiada para un concierto que no pretende tener el mismo impacto que uno de los grandes.


De los conciertos, además del de los ya mencionados Bloody Tyrant, me quedo sin duda con el de Black Messiah. Me lo pasé como una enana con el violín, y para cuando quise darme cuenta la casi hora que duraba se me había pasado.


Siempre es un gusto ver a Turisas, que esta vez tenían como invitada al violín a Meri Tadic (Eluveitie). Ya el pasado año anunciaban que Olli Vänskä, el violinista habitual, no podría acompañarlos durante el tour y nos sorprendían con la maravillosa Caitlin De Ville. Pues en esta ocasión nos han vuelto a sorprender muy gratamente. ¡Meri, estuviste brutal!

Los fans presentes en esta edición, y a los que preguntamos, destacaban el buen ambiente del festival. Y es que desde la entrada ya podías percibir el buen rollo del lugar y sumergirte en su energía. Algunos de ellos venían con sus hijos, hijas, hermanas y hermanos pequeños. El Cernunnos Pagan Fest es un festival ideal para iniciarse en este tipo de música, ya que las dimensiones te permiten disfrutar de la música y del ambiente con tranquilidad, sin agobios. El acceso al recinto era totalmente gratuito excepto para los conciertos. Además de éstos, se ofrecían todo tipo de actividades ambientadas en el medievo, tanto para niños como para adultos. Durante todo el día se realizaban talleres, como el de elaboración de velas o el de acuñación de monedas (un favorito personal que me hizo sentir como una auténtica artesana medieval). ¿Lo mejor? Las luchas de soft combat que duraban todo el día. ¿Qué más puede una pedir que poder zurrarse con armas acolchadas mientras se toma una buena birra?


Hablando de birras, podéis olvidaros de la basura que nos sirven en muchos festivales españoles; la cerveza más básica que se servía era una Chouffe, lo que en mi opinión siempre le da muchos puntos positivos a un festival. Algún día os contaré la pesadilla que es irse a un festival en Tampere y pagar 8 pavos por el equivalente finlandés de una Cruzcampo.


Además, en la carpa principal, donde se encontraban los puestos de artesanos y un pequeño bar, se hicieron conciertos gratuitos. Los hubo incluso que se animaron con las danzas tradicionales bretonas y se echaron unos bailes…¡Y sin haber bebido!

Por otra parte, el tamaño del festival hacían que fuera un lugar en el que conocer a otros fans fuera muy fácil. De hecho, sería bastante raro ir a un festival como este y no conocer a nadie. Y es esto precisamente a lo que me refiero con buen ambiente, que desde luego no es mérito del festival en sí solamente, sino también del carácter abierto de la gente que asiste.


Y no solo para los fans, sino también para los artistas, que podían moverse con más tranquilidad y disfrutarlo como uno más sin las complicaciones de un festival más masivo.


Como puntos flacos del festival, la verdad no puedo decir demasiado.


En primer lugar, obviamente, que no es un festival que pille cerca de casa, por lo que puede salir un poco caro. Aunque incluso esto se compensaba con el que los precios dentro del festival fueran tan asequibles. La cerveza no se iba mucho de lo que se suele cobrar aquí en un festival; la comida era brutal, y por 6 o 7 pavos podías pillarte un cuenco de sopa o un plato de pato asado (todo cocinado en hoguera, sin fallar a la ambientación) y un chusco de pan medieval bastante majo. Igual los artistas no lo tenían tan guay para comer, eso sí.

Al bajista con el que hablé: ¡siento mucho que no pudieras probar la sopa, porque estaba cojonuda! Pero eh, ¡tenías buena cerveza, que es lo importante!


El principal contra, y de todas formas lo menciono por un incidente aislado, es que no había demasiada seguridad. Os explico:

Los escenarios no medirían ni medio metro de alto, tenías a los grupos prácticamente en la cara. Y no había seguratas, o igual no los suficientes. Lo cual dice mucho de la confianza que pone el festival en la buena disposición de la gente que va a los conciertos. Está claro que en un festival, o en un concierto siempre nos volvemos un poco locos. La cuestión es que en uno de los conciertos, un tío se subió al escenario haciendo crowdsurfing y fue el propio cantante del grupo el que tuvo que empujarlo otra vez abajo, y parar el concierto un momento para recordar que, eh, este es mi espacio y ahí abajo es el vuestro. Cosa que se entiende, porque al final los grupos están ahí haciendo su trabajo y es un poco una falta de respeto-que luego hay grupos a los que no les importa, es verdad.

Tal vez con algo más de seguridad se habrían evitado este tipo de problemas. Pero como ya he dicho, fue un incidente aislado que seguro tendrán en cuenta para la próxima edición.


En resumen, si el febrero que viene estáis por París, ¡no dudéis en pasaros por el Cernunnos Pagan Fest! Da gusto encontrar festivales así, que se han creado con tanto cariño. Si buscáis un espacio donde poder disfrutar de la música, conocer nuevos grupos y conectar con la gente, este es vuestro sitio. Al final, los festivales son lugares donde compartir una pasión en común. ¿Qué mejor sitio si no?


Puntuación: 9/10

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